Bodensee – Königssee / Radweg

Lo de hacer los Alpes austriacos en bicicleta puede parecer una locura, y creo que lo es ciertamente. En el momento en que se dijo, acabábamos de finalizar el camino a Santiago de Compostela, el cansancio reinaba en nosotros, y la idea surgió seguramente de la animosidad que trae consigo finalizar un buen vino sentados en la plaza de Muros de Nalón, viendo un memorable crepúsculo asturiano. Lo de hacer el radweg que serpentea la Baviera desde el lago Constanza hasta el lago Königssee, en las proximidades de Austria, fue una acertadísima idea que nos permitió saciarnos de un paisaje extremadamente hermoso. Bosques, prados, granjas, animales, puro verde, y pueblitos y pueblos y ciudades, verdadero recorrido arquitectónico por el sur de Alemania, con la cadena alpina de fondo.


mardi 21 juin 2011

La etapa que termina [h]Oy (Oy-Mittelberg)




Casi rayando las cinco y media de la tarde, pasamos el cartel amarillo anunciando Oy, una comuna Baviera situada en el municipio de Oberallgäu. Una colorida instalación de niños pintados sobre maderos nos dio la bienvenida al pueblito, tocado de esos trabajos en forja para anunciar sus negocios, forja donde el caballo es una figura siempre presente. Pernoctamos en Haus Marianne, situado en un edificio de reciente construcción. Propietarios amables y chambre-studio dando a un patio arbolado. Recuperados del camino, dimos tres vueltas en el pueblo y caímos hambrientos en la terraza del restaurant del complejo Am Sonnenhang. Alemanísima cerveza para relajar la fatiga delante de un hermoso panorama montañero. La cocina, refinada y excelente, las sirvientas vestidas con ropas tradicionales, bonitas y sonrientes. Mientras bebía a sorbos mi segunda “extra”, el cansancio desgajado del cuerpo me hizo olvidar que estaba hoy en Oy, y hoy como ayer, dando tumbos por parajes inimaginables de Baviera. ©cAc weg2011






Último trozo de camino antes de Oy

Después de la pausa, alcanzamos Haag. Sobre el campanario una cruz dorada rebotando el sol incrustado en su altura. Va cayendo la tarde y las montañas parecen tristes sudando azul y gris y blanco como trozos de nieve dispersos. La jornada va tocando fondo, o quizás tocando altura. Pedaleamos en busca de Oy, que nos acogerá hasta mañana! ©cAc weg2011













Atención, radarkontrolle!








Entramos en Memersch. Negro sobre amarillo. Me extasío con un hermoso alazán que pasta al borde del camino. Entre la maleza, una chiva intenta pasar desapercibida. Bordeamos la casa granja con sus contraventanas decoradas imitando trabajos de forja. El sol calienta muros y ventanas. Las paredes con esas pinturas murales que evocan cuentos y leyendas. Brillan los techos cubiertos de “tejas” de madera. Un gato acecha su presa o se evade de la realidad. El campo es como una pincelada de verdes. Llegamos a un punto donde fue levantada una cruz blanca sobre un pedestal en junio de 1981. Un sendero pavimentado lleva a una capilla perdida entre los árboles. ©cAc weg2011

La joven tractorista








Al contornear el lago aparece Petersthal, con una iglesia parroquial de alta nave, y torre campanario de dos cuerpos. Los techos pizarrosos fulguran al sol. Los muertos del pueblo descansan al pie de la iglesia. Aparece Cristo crucificado y la Virgen con su capa azul guarecida en su nicho. Sin darnos cuenta hemos ido subiendo en altura, y desde la altura se distinguen las casas-granjas, pinares salpicando el terreno valonado que abraza el lago. Una granjera muy joven maniobra en los campos arados con su tractor. Al fondo, siempre la silueta brumosa de la montaña. ©cAc weg2011







Cuervos y vacas, las granjas!














Los cuervos se apropian de los campos acabados de labrar buscando granos e insectos. Las vacas comentan entre ellas del escarceo que producen esos pajarracos negros. En Bommen, en una granja a la salida de Rettenberg, un adolescente ayuda a su abuelo en la recogida de heno. El trabajo hace al hombre y colma el espíritu. Vorderburg es un poblado que se distingue por la agujada torre verde de su iglesia. Verde pistacho entre tanto verde anís y otra profusión de verdes inimaginables en la paleta de un pintor. El reloj de la torre marca las cuatro menos veinte de la tarde. En aquella calma casi salvaje, se impone el azul de un lago. Un velero surca el espacio acuoso y un bote se acerca a la orilla. Habrá pescado algo su ocupante?, en todo caso entra a su casa, que está en el caserío colgado de la colina. ©cAc weg2011








Una Engelbräu por favor!





















A la derecha Burgberg, pueblito al pie de la montaña. Ya es mediodía cuando entramos a Rettenberg. Las montañas, pura acuarela incitando a la marcha, la escalada, el respiro de aire puro en sus alturas. La pub de una Engelbräu espumosa y fría nos hace latir el pecho, las papilas se despiertan y hablamos de una pausa para almorzar algo. Geranios, contraventanas y puertas. Y sobre las puertas, o en casi todas una marca hecha con tiza: 20+C+M+B+11. La inscripción la veremos a lo largo de todo el camino. Mi amigo dice “los alemanes son un pueblo muy trabajador”. Nos lo confirma el ronronear de equipos y tractores en los extensos campos de labrantía y en los flancos de las colinas. Nos tropezamos una amazona sobre un hermoso corcel, hermosa ella también. Nos saluda ella y nos hace una reverencia el animal de cuidada crin. Estamos a escasos dos kilómetros de Engelpolz y a catorce de Oy-Mittelberg. ©cAc weg2011





Rauhenzell







…bordeamos un lago en cuyas orillas viven y anidan patos de diversas especies, pájaros acuáticos y un cisne caprichoso y arrogante. Pasando el lago, Rauhenzell, a cuya entrada se levanta un crucifijo verdadera obra de orfebrería. Cruzamos la autopista por un puente elevado y volvemos a pasar otro túnel de la misma factura que el anterior, pero aún no descubierto por los artistas del grafiti. El paisaje es fantástico, ligeramente valonado con agrestes macizos montañosos como telón de fondo. ©cAc weg2011