En el espacio de
una pequeña media hora atravesamos tres caseríos, siempre divididos por prados
y animales pastando. Descubrimos Elbach por las torres de su iglesia. El burgo
es chico y también envió hijos a la sangrienta guerra del 14, que recuerda la escultura
gris con las placas inscritas con el nombre de aquellos que no volvieron. El
edificio religioso es imponente si consideramos la talla del burgo. La planta
es basilical y la torre es una obra de arte en materia de cúpula. Sobre el
bulbo principal, un trabajo de herrería sostiene una cúpula más pequeña, esta
vez rematada por el movimiento del bulbo. La torre en uno de sus cuerpos abriga
el campanario con cuatro ventanas en arcos y balcones con balaustres encima de
cuatro relojes cuadrados. Una segunda torre, más pequeña que la principal,
integra el conjunto del edificio, construida en el mismo estilo, y cuya
cubierta sigue el estilo de la primera. En la más grande de las torres, las
pinturas murales con motivos bíblicos se imponen en el maculado blanco de
fondo. En un muro del camposanto, revestidos de un tierno musgo, descubro el
monumento a los muertos de la primera guerra. ©cAc weg2011
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