Después de haber
rodado cuatro kilómetros, entramos en tierras de Aschau. Por esos lugares, se
crían ovejas, chivas y aves de corral. Todo bio, como anuncia un cartel, que
muestra satisfecho el sello de oro de la tendencia alimentaria actual. Aschau
i.Chiemgau está al pie de la montaña. En un flanco se levanta el castillo de
Hohenaschau. El pueblito tiene un conjunto religioso de importancia. Las
cúpulas de la iglesia se alzan sobre los techos, inconfundibles por esa mezcla
de torre blanca y doble bulbo rematado con sendos huevos dorados. Una virgen de
capa azul ve pasar desde su pedestal a una mujer con vestido rosa claro y
delantal que cubre toda la falda, color fresa también tocado de ovalitos. La
mujer es hermosa de andar pausado y como pensativa. No me puedo impedir de
hacer la instantánea, y ambos hacemos como que nada a pasado. Ella continúa su
camino, yo vuelvo a apretar el obturador. Un dos tres campanazos nos indican la
hora. Cruzamos el río sobre unos de los dos puentes que unen ambas orillas del
pueblo que se vuelve hermoso y panorámico cuando ya lo hemos dejado a nuestras
espaldas. A esta hora comenzamos a pensar en la pausa del día, y nos preocupa
la ausencia de carteles que anuncien “habitación vacante”. Seguimos rodando,
disfrutando del paisaje valonado en el que florecen las granjas como las
brujitas en primavera. Pero nada de zimmer frei! A lo mejor encontramos algo en
Bernau (Bernau am Chiemsee), que será por este lado del camino, el último
núcleo urbano perteneciente a la municipalidad de Rosenheim. ©cAc weg2011
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