Cristo, María Rain y sus vacas

Desde la modesta altura descubrimos María Rain, y poco antes de entrar, en un altarcillo del camino, un Cristo encadenado y lacerado su cuerpo, nos recuerda que estamos en tierra de una religiosidad inquebrantable. Atravesamos un barrio de fachadas blancas y altos techos de dos aguas, rojo ladrillo. Iglesia parroquial y capilla. La capilla en un descampado justo al lado del camposanto. El reloj de la torre campanario, alta, también blanca, marca las diez y siete minutos de una mañana azuleada, apenas veteada de algodón. Un niño pastor cuida de un rebaño invisible. La escultura mira el horizonte verde donde pastan y conversan las vacas con sus terneros. La ternura es un cuadro imposible de fotografiar. Ellas acarician a sus críos, mientras espantan las moscas con oscilantes movimientos de sus rabos. ©cAc weg2011